miércoles, 23 de septiembre de 2009

Tomandome un chupito de agua mineral talibán

Se comenta (porque la gente es mala y comenta, ¿vieron?) que panza llena corazón contento. Y afirmo que es la verdad. Tengo tanta hambre que siento como mis órganos vitales están comenzando a comerse entre ellos. Tengo las tripas pegadas, un ragú bárbaro, una lija terrible, me pica el bagre delimitada mente, y todas las palabras que puedas llegar a mencionar en momentos en dónde la panza te pide a gritos que le tires algo, ¿algo como qué? No sé LO QUE SEA. Necesito ingerir sólidos de cualquier tipo, me comería una vaca. Es increíble que cuando una hace dieta parece que todo se lo hacen a propósito, digamos, la semana pasada antes de comenzarla le había comentado a mi mamá en ésos días de lluvia que me moría por tomar una leche con chocolate caliente y mojar vainillas en ella. Pasaron los días, empecé el régimen y aparecieron unas hermosas y delicadas vainillas in the kitchen. Ahí siguen, no pienso caer en la tentación. Quiero leer algo, tendría que terminar con la novela Crepúsculo, así puedo comprarme el tomo que le sigue. ¿Vieron que ahora sale en cine el 20 de Noviembre? Qué genialidad. Una genialidad seria encontrar el libro perfecto también, digo títulos así como "Me pegué un raquetazo y no estaba jugando al tenis". Si no lo encuentro en alguna librería lo voy a escribir yo.

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